
Generalmente acudimos al médico cuando nos encontramos mal, pero entonces ya es demasiado tarde. Lo ideal sería saber qué hacer para mantener una buena salud.
Cuando queremos cuidarnos, lo primero que pensamos es en alimentarnos bien, hacer ejercicio, descansar adecuadamente… cuidar nuestro cuerpo físico. También somos conscientes de que es fundamental gestionar adecuadamente el estrés.
Vivimos en una sociedad que constantemente nos demanda que realicemos una tarea tras otra contra reloj, con la sensación de que no llegamos a todo. La falta de tiempo para relajarnos, hacer lo que nos gusta y disfrutar de compañía agradable nos genera una elevada actividad mental asociada a estados emocionales negativos. Si esta situación se mantiene en el tiempo, nos sobreviene el estrés crónico, que abre la puerta a la inflamación en todo el organismo y nos genera enfermedades crónicas, que son una plaga en nuestra sociedad.
Para salir del círculo vicioso del estrés, es necesario dejar de responder constantemente a las demandas de nuestro entorno, respetarnos, saber decir NO y poner los límites necesarios para nuestro bienestar. Es decir, situarnos en el centro de nuestra vida con el objetivo de estar bien.
Una buena forma de empezar es creando nuevos hábitos saludables, como una alimentación y actividad física adecuadas a nuestras necesidades, contacto con la naturaleza y tiempo para nosotros. Esto último es esencial. No se trata solo de tener tiempo para ir al gimnasio, que muchas veces nos lo tomamos como una obligación, sino también para “perderlo” no haciendo nada, paseando, descansando, leyendo, observando nuestro entorno, reflexionando, escuchando las emociones que se van quedando atascadas en nuestro interior para extraer su significado y ordenarnos interiormente.
Si no practicamos esta mirada interior, si no nos ocupamos de nuestra mente y emociones, nunca tendremos las riendas de nuestra vida, nos sentiremos arrastrados continuamente por todo lo que ocurre a nuestro alrededor, y nos instalaremos en el estrés, con sus dolores y malestares asociados. Por eso, el autocuidado de la salud debe ser holístico y atender, además del cuerpo físico, a nuestros estados mentales y emocionales, gestionándolos adecuadamente para lograr un estado de bienestar interno que se traduzca en una salud óptima.
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